vendredi 31 octobre 2014

En catimini*

Un día, que estaba un poco pachucha, salí de casa de no sé quién y decidí coger el metro, básicamente porque no tenía le choix. Sabes pertinemment que me encanta perderme por las calles de Madriz durante horas y horas y que no me importa la distancia (ni lo más mínimo!), pero ese día mi cuerpo me frenó en seco. Tuve que aguantarme (no veas cómo!) y cogí un medio de transporte.

Esperé en el andén- una eternidad- a que llegase le fichu metro. Y cuando estaba llegando, vi una cara conocida. Era Gabilondo, non pas le journaliste, mais el filósofo. Yo, tan atrevida para una cosas y tan tímida y cobarde para otras, le suelto un "hola!". El, agréablement sorprendido, me devuelve el saludo. El vagón en que viajábamos estaba medio lleno (o medio vacío, depende de cada uno) y me quedé startled porque no le reconociera nadie...sauf una española de corazón (that is, yo!). Rectifico: lo que realmente me dejó patidifusa no fue que no le reconociera nadie, sino cómo un exministro viajara en metro, sin chauffeur (y de paso, predicando con el ejemplo) y que nadie se sorprendiera. Si me escuchara mi padre, diría algo así como:"Ya está otra vez indignada la comunista-humanitaria!".

No sé si me entiendes; no intento philosopher,-aunque la ocasión me lo permite ahora más que nunca-: eran unas 8 paradas antes de que se bajara Angel Gabilondo y seguía subiendo gente más que bajando. Jóvenes y no tan jóvenes. Ni una reacción, de ningún tipo! Cuando se diponía a bajar en Diego de León, una parada antes que la mía, con una sonrisa se despidió de mí "adiós!". Ahí cuando un señor mayor (bueno, no tan mayor) me preguntó: "Disculpe la indiscreción, el que se acaba de bajar es Gabilondo?". Habrá pensado que éramos colegas de toda la vida! Le contesté:"Sí! El filósofo!". I couldn't help smiling.

En un vuelo, volviendo de las Américas (esta vez, del cielo a Madrid), me tocó el asiento que estaba al lado de otro 'famoso intelectual', más o menos del mismo calibre que Gabilondo (pero no del mismo gremio). Por supuesto que le reconocí en seguida (cómo no le iba a reconocer! Si había leído un libro suyo y le había visto varias veces en programas de televisión!). No te voy a decir quién era, porque con éste sí que me dio tiempo hacer migas, así que no insistas!

Aunque pareciera serio al principio, le gentleman era muy majo y funny. Estuvimos conversando durante casi todo el vuelo (unas 7 horas) de tout et de rien. También durmiendo! Para mí era el tercer vuelo-correspondencia del día, así que, como comprenderás, estaba sur les rotules, intentando respirar hondo para poder asimilar lo que acababa de vivir las últimas dos semanas y afrontar los cambios que me aguardaban en Madrid (por decirlo más literario y fino!). Cuando le dije que yo era africana, me contó unas cuantas anécdotas suyas de cuando vivía en Africa, entre las que una de sus hijas había nacido allí, por lo que la consideraba africana también. Una vez más, inutile decirte que nadie sabía con quién estaba hablando, y eso que el avión estaba repleto de Spaniards. Bref, cuando llegamos a Madriz se tuvo que ir pitando porque tenía un programa de radio. Me dejó peleando con la compañía aérea... Bueno, en realidad, intentando hablar con una mezcla de machista (Espe, por muy pesa' que seas, tienes todo mi apoyo!)-misántropo, por haberme roto la maleta. Decía que había hecho tropecientasmil escalas y que esto podría haber sido la causa del daño. I was like...What?? Sigo indignada, outrée, para variar (:


*A escondidas