vendredi 29 août 2014

Stress salutaire*

En mi segundo fin de semana en Madrid (o tercero? Últimamente me está fallando mucho la memoria."Too much information tengo en la cabeza estos ultimos meses!", como dice un amigo), fui a ver una exposición de fotografías de Henri-Cartier Bresson (Venga, suéltalo...la reina de las exposiciones! O ministra de Cultura, como me llama mi hermana). Estuve viéndola más de dos horas y hasta tuve que volver otro día para terminarla. I like taking my time! Me gustó tanto que se la recomendé a todos mis amigos. A mí me da que algunos están ya hasta el moño de que cada dos por tres les obligue a ver exposiciones/museos. No dan abasto! Bref, esto me recordó que todavía tenía que colgar mis cuadros en el nuevo pisito. No es que tenga des Monet y Manet, pero para mí son obras de arte, compradas y regaladas con mucho cariño et amour.

Así que esta semana me he dedicado, corps y âme, a vaciar las última cajas que quedaban del processus interminable de la mudanza. Como siempre, me enrollo como una persiana! Pues sí, vacié las últimas cajas...las de los cuadros. Los colgué todos sola, como une grande fille. Con clavos y un martillo. No sé si están bien nivelados o torcidos, pero esto ya me lo dirán los "visiteurs". Las paredes ya no parecen 'desnudas'. Veo y me imagino a personajes paseando por toda la casa.

No puedo creer que lo consiguiera, que acabara la obra de El Escorial! (Como todo en la vida, supongo) Y mira que me he pasado media vida, desde que era pequeña, mudándome de una casa a otra con mi familia. El miedo a lo desconocido y si voy a encontrar mi sitio en la nueva ciudad/país, o simplemente no pertenecer nunca a ningún sitio...Qué espanto y qué trauma! Tengo que confesar que por primera vez me he sentido chez moi. Es una sensación tan, tan agradable. Es verdad que mi primera noche en el piso me sentí sola. Marine me decía que nunca lo estaría. Y tenía toda la razón del mundo. Cómo lo iba a estar si estaba rodeada de más de cuarenta cajas! Ahora tengo como un préssentiment de que aquí tampoco voy a durar muy poco y que estoy solo de passage. Es una sensación que me persigue desde siempre, pero ahora es mas intensa que jamais.

Me acabo de acordar de una anécdota 'chistosa'. El día de la mudanza, uno de los déménageurs me preguntó si yo era francesa (cuando estoy atacada también me sale un acentazo francés). Le dije que no y que yo era de África. Me miró como... lívido: "Pero si tienes la piel blanca!". Cuando se lo conté a Marine, no le sorprendió para nada: "Es la misma duda existencial que tuvo Marine Le Pen cuando era pequeña" me dijo. Y como nadie se tomó las molestias de explicárselo, se lió la del pulpo.

Para anécdotas, ésta, que es révélatrice! Hace poco, un amigo se iba a mudar y me pidió un favor, que llamara a una empresa de mudanzas (él no sabía hablar en español). Le doy a los movers todos los datos de mi amigo, el origen y el destino de la mudanza...y mi nombre, por si las moscas. El día D llego al piso de mi amigo y, à ma grande stupéfaction, veo que todos los bultos llevaban una etiqueta que ponía "Sra. Marie La Folle. Origen: Madrid. Destino: X". Destino o maktoub? De MadriZ a mí no me echa nadie...o sí?

Cuando se mudó Marine, su terapeuta le aseguró una y otra vez que todo iría a mejor y que "nueva casa, nueva vida!". Sur ce, je pendrai la crémaillère en septiembre, à la rentrée (:


*Estrés saludable

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